Nací en Buenos Aires pero crecí en Bahía Blanca. Regresé a la capital a los 18 años y me recibí de psicóloga. Esto trajo aparejado la crítica de muchos animales domésticos y salvajes que aseguraban que yo debería haber estudiado veterinaria. Y es al día de hoy que no logro contradecirlos.Llegué a las letras de manera intuitiva. Allá por el 2005, ya recibida y en la búsqueda de mi felicidad, sentí que tenía que perfeccionar aquello que tanto placer me daba: escribir. Luego, por curiosidad –vicio que junto con la intuición conforman mi brújula− me acerqué a la literatura infantil y juvenil. Y una vez allí, ya no quise irme