Cuando la magia ocurre, solo hay que dejarse llevar. Mi alma inquieta y yo sabíamos, desde el comienzo, que estábamos destinadas a cumplir una tarea especial. Importante, Definitiva. Y así fue. Esta es mi vida hecha oraciones. Pero, además, es la historia de una chica del Oeste que siempre se movió gracias al mismo impulso sanador: dar un servicio espiritual y ayudar a otros con sus dones.Desde muy pequeña, tuve una hermosa conexión con lo esotérico: si una nena de mi edad jugaba con muñecas, yo hablaba con los ángeles y hacia dibujos extraños que asustaban a mi mamá. Nunca fui, ni sentí algo claro, como las demás. Incluso hasta hoy.Bruja de niña, bruja de grande, así dicen...