Yaremí de los Ángeles Martínez Arcila
(Buenos Aires - Argentina)
¿Reconoces cuando tu alma está inquieta y te pide ser escuchada? ¿Has sentido esa sensación? Esa ante la cual te encuentras entre el dilema de lo que quieres y lo que “debes” o “tienes” que hacer. ¿O como cuando nos despertamos soñando en cierta persona, una idea, un lugar, un proyecto al que le quisiéramos estar dedicando nuestro tiempo?
Escuchar esa inquietud, en ocasiones nos da miedo, porque puede que nos lleve a descubrir que estamos lejos de lo que somos o sentimos, y eso puede dolernos. Ese estado prolongado de conflicto interior puede mostrarse como una resistencia a un posible futuro, a la trasformación o al aprendizaje.
Escuchar esa inquietud, en ocasiones nos da miedo, porque puede que nos lleve a descubrir que estamos lejos de lo que somos o sentimos, y eso puede dolernos. Ese estado prolongado de conflicto interior puede mostrarse como una resistencia a un posible futuro, a la trasformación o al aprendizaje.